Presidió AITEX entre los años 2000 y 2004, y actualmente ostenta el cargo de presidente de honor del Consejo Rector. Santiago Moltó ha vivido en primera persona los momentos más decisivos del instituto: desde su consolidación como referente tecnológico hasta el nombramiento de Vicente Blanes como director general. En esta entrevista, reflexiona sobre el pasado, presente y futuro de AITEX con la mirada de quien ha sido parte activa de su evolución durante más de tres décadas. 

¿Cuándo comenzó su vinculación con el Consejo Rector de AITEX y cómo recuerda ese proceso?  

Mi relación con AITEX se remonta a hace más de treinta años. Entré como consejero siendo muy joven, gracias a la recomendación de Rafael Pascual, que también era amigo mío y un personaje clave para la industria textil. Por entonces, yo estaba muy implicado en ATEVAL y en la dinámica empresarial del sector. Recuerdo que me dijeron: “no puedes decir que no”, y acepté encantado. Desde entonces, he pasado por varias etapas como consejero, presidente, y hoy como presidente de honor. 

¿Cómo vivió su etapa como presidente de AITEX, entre 2000 y 2004?  

Fueron años muy intensos. Estuve cuatro años, aunque inicialmente había pensado estar solo dos años. En esa etapa, compartí un trabajo muy cercano con Vicente Blanes, que por entonces ya empezaba a asumir responsabilidades importantes. Recuerdo que cada sábado, a las siete de la mañana, estábamos los dos en la sede antigua de AITEX trabajando sin parar hasta la hora de comer. Cuando empezaron los móviles quemábamos las baterías en una mañana del tiempo que hablábamos cada día por teléfono, estábamos en contacto continuamente, pero poco a poco, él fue tomando decisiones y me fui desvinculando del día a día porque confiaba plenamente en él.  

«La tradición de nombrar presidente de honor empezó conmigo, y me alegra que se haya mantenido con otros compañeros»

¿Cómo recuerda el nombramiento de Vicente Blanes como director general?  

o conocía a Vicente profesionalmente, pero también tenía una relación muy entrañable con su familia. Cuando surgió la necesidad de buscar nuevo director general, propuse su candidatura. Para evitar suspicacias, se presentaron otros candidatos y se sometió a votación. Fue elegido con una votación de 4-1, pero finalmente la decisión fue consensuada y salió proclamado por unanimidad. Vicente ha demostrado ser una elección acertadísima: preparado, comprometido y con una visión estratégica que ha llevado a AITEX a otro nivel. 

¿Y se imaginaba en aquel momento que hiciera todo lo que ha hecho como Director General?  

No me lo imaginaba, me lo esperaba. Lo esperaba del él.  Estaba seguro de que rompería todas las normas que había que romper y era una apuesta segura. Sabia que el iba a triunfar, ha sido clave para el éxito de AITEX. 

«Vicente Blanes ha demostrado ser una elección acertadísima: preparado, comprometido y con una visión estratégica que ha llevado a AITEX a otro nivel»

¿Qué destacaría de su relación personal y profesional?  

Nuestra relación fue siempre de gran confianza. Yo sabía que Vicente estaba más preparado que yo para dirigir el instituto, y así se lo decía. Él me consultaba todo, pero yo le daba vía libre, porque acertaba en casi todo. Recuerdo que incluso desarrollamos juntos la idea de enviar técnicos de AITEX a Asia para verificar mercancías antes de su envío. Hoy ese servicio es fundamental, y cuando me dijo que ya tenían más de 25 técnicos trabajando en ello, supe que la idea había funcionado.  

¿Qué significa para usted ser presidente de honor del Consejo? 

Es un reconocimiento que me honra profundamente. Fue Vicente quien me propuso el nombramiento nada más acabar mi etapa como presidente, y desde entonces he seguido vinculado, acudiendo a las reuniones de final de año. Para mí, es una muestra de afecto y de respeto mutuo. La tradición de nombrar presidente de honor empezó conmigo, y me alegra que se haya mantenido con otros compañeros. 

¿Qué aportación considera más relevante de AITEX al sector textil? 

Solo el hecho de crear ese grupo de técnicos que en su día estaban en origen en Asia para controlar la gestión ya fue un logro. Ese hecho ayudaba a certificar con rigor y a anticiparse a los cambios. La combinación de innovación, cercanía y profesionalidad es su gran aportación. 

«Si hay un lugar desde el que transformar el textil, ese lugar es AITEX»

¿Cuál cree que ha sido el papel de AITEX en la evolución del sector en estas décadas?  

AITEX ha sido un revulsivo. Ha ayudado a muchas empresas a reinventarse, a ser más competitivas, a abrir nuevos mercados. Cuando en Cataluña los centros tecnológicos desaparecían, aquí crecíamos. Y eso se debe a una forma distinta de entender el servicio a las empresas. Aquí no se heredaban cargos, se ganaban con trabajo. Y eso ha marcado la diferencia. 

¿Qué mensaje trasladaría a los jóvenes que hoy forman parte del equipo de AITEX? 

Trabajar en AITEX es un gran honor. Les diría que valoren el lugar en el que están. Que AITEX es una institución de prestigio, construida con mucho esfuerzo y visión. Que aquí hay oportunidades reales de crecer, de aprender, de transformar el sector. Si hay un sitio desde el que se pueden hacer grandes cosas en el textil, ese sitio es AITEX. 

¿Y un mensaje final para AITEX en su 40 aniversario?  

Que no se duerma en los laureles. Pero con Vicente al frente, sé que eso no ocurrirá, porque con él es imposible dormirse. Tiene una personalidad arrolladora, ambiciosa, con ganas de seguir innovando. El mayor reto será encontrar a alguien que esté a la altura cuando él decida dar un paso atrás. Pero confío en que AITEX seguirá siendo un referente durante muchas décadas más.