Con una vinculación que se remonta a los orígenes mismos de AITEX, Rafael Mataix representa la continuidad de una relación profesional y personal profundamente arraigada en el tejido industrial de Alcoy. Miembro del Consejo Rector y representante de la empresa familiar Tutto Piccolo, Mataix ha sido testigo de la transformación de AITEX desde sus primeros pasos hasta convertirse en un centro tecnológico de referencia internacional. En esta entrevista con motivo del 40 aniversario, repasa momentos clave, proyectos innovadores y el valor humano y estratégico que han definido su trayectoria.

¿Cuándo comienza su vinculación con AITEX?

Nuestra relación con AITEX es prácticamente desde su fundación. Ya en 1985 empezamos a colaborar estrechamente, sobre todo con proyectos pioneros como la digitalización de patrones para la confección de prendas. En aquella época era ciencia ficción, pero AITEX supo ver el potencial de aplicar tecnología a los procesos textiles, y nosotros nos sumamos desde el primer momento. Fue una experiencia muy enriquecedora.

¿Cómo fue esa primera colaboración?

Muy cercana, muy natural. Al estar en Alcoy y en Textil Alcoyana estábamos interesados desde el principio. Las patronistas de nuestra empresa acudían a AITEX por las tardes para aprender. Juntos pusimos en marcha la digitalización de patrones, que luego permitió incorporar máquinas automáticas de corte, optimizando el aprovechamiento del tejido y reduciendo tiempos de producción. 

Antes de usted, su hermano Iñaki Mataix ya estuvo vinculado al Consejo Rector. ¿Qué les motivó como familia a implicarse?

Mi hermano Iñaki estaba muy comprometido con el entorno empresarial de la zona. Fue presidente del CEI y siempre tuvo una visión colaborativa, de unir fuerzas para generar proyectos de más impacto. Nuestra entrada en el Consejo fue una prolongación natural de esa voluntad de aportar al sector desde dentro.

¿Con qué momento se quedaría de su paso por el Consejo Rector?

Son muchos momentos entrañables. En el Consejo hay una dinámica muy respetuosa, cada miembro aporta desde su experiencia profesional y personal. Se escuchan todas las voces, se aprende mucho, y las decisiones se toman de forma natural, buscando siempre lo mejor para AITEX y para el conjunto del sector siempre desde el respeto y la aportación común. Es francamente ilustrador asistir a los Consejos, escuchar, aprender y aportar. 

¿Cómo ha evolucionado el Consejo a lo largo de los años?

Sigue siendo un espacio muy enriquecedor. Vicente Blanes prepara las sesiones con muchísima dedicación: documentación clara, bien estructurada, que nos permite llegar con los temas trabajados. Se generan ideas, opiniones diferentes que se debaten, se contrastan, y siempre acabamos en consenso. Además, el ambiente es cercano, incluso diría que de amistad, lo que favorece mucho las dinámicas de trabajo.

«AITEX es un caso de éxito digno de estudio: ha hecho mucho y muy bien en muy poco tiempo»

Desde su experiencia, ¿cómo describiría la evolución de AITEX en estos 40 años?

Lo de AITEX es realmente extraordinario, casi podría compararse con el milagro alemán. Ha sido una evolución digna de estudio desde el punto de vista empresarial. En estos 40 años ha multiplicado por quince su tamaño, algo que no he visto en ninguna otra entidad. Pero más allá del crecimiento, lo que impresiona es la solidez con la que se ha consolidado. 

Uno de los factores clave ha sido, sin duda, la creación de un equipo humano excepcional. Desde el primer trabajador hasta el director general, todos comparten un compromiso y una ilusión por el proyecto que se transmite en cada acción. Vicente Blanes ha sabido liderar con orden, claridad y eficacia, y ha sido capaz de rodearse de personas con talento y vocación de servicio. 

También destacaría el papel del Consejo Rector, donde nunca ha habido agendas políticas ni intereses particulares. Somos empresarios con experiencia práctica, que compartimos una visión enfocada en la innovación, el desarrollo, la creación de valor y de empleo. Las decisiones se toman de forma consensuada, escuchando todas las voces y aportando desde la experiencia real. 

¿Qué elementos considera clave en ese crecimiento? 

Sin duda, la innovación y la inversión constante. Desde los primeros años se apostó por maquinaria muy avanzada, que en su momento parecía cara, pero que fue fundamental para poder cumplir con los exigentes requisitos técnicos y normativos de los mercados internacionales. AITEX nunca ha dejado de invertir, y esa continuidad ha marcado la diferencia. 

¿En qué medida AITEX ha impactado en el sector textil?

El impacto ha sido muy grande. No solamente por todo lo relacionado con la innovación, el desarrollo tecnológico o la sostenibilidad, que ya de por sí son fundamentales, sino también por su papel como centro de unión. AITEX ha sido un punto de encuentro donde el sector se ha cohesionado y ha encontrado un lugar para compartir conocimiento. 

A nivel social nos ha aportado muchísimo. Siempre ha estado ahí para ofrecer formación, tanto para personal técnico como para directivos, y ha organizado congresos y jornadas que han traído a gente extraordinaria. Yo diría que muchas de las personas más brillantes de este país han pasado por AITEX en algún momento para aportar su conocimiento.  

«AITEX ha sido un motor de innovación, cohesión y desarrollo para todo el sector textil»

¿Y a nivel local, en Alcoy y las comarcas?

AITEX es, sin duda, la empresa más importante de Alcoy. No solo por su tamaño, sino por su impacto. La empresa con más futuro también es AITEX. Empezó siendo algo pequeño y hoy ha multiplicado por quince su dimensión. No he visto nunca una empresa ni institución que haya hecho tanto en tan poco tiempo. Es motivo de orgullo para todos los alcoyanos tener aquí un centro de referencia internacional.

Uno de los hitos recientes ha sido la nueva sede. ¿Qué recuerda de ese proceso?

En el Consejo participamos activamente en el desarrollo del proyecto. Se convocó un concurso, se analizaron hasta diez opciones y, finalmente, se eligió la propuesta actual sobre tres finalistas. Hubo un momento en que la sede se iba a ir de Alcoy, pero gracias al esfuerzo de personas como José Jordá se logró encontrar el terreno adecuado en la ciudad. Es un edificio magnífico, y una decisión que celebramos todos.

También ha destacado la importancia de la formación. ¿Qué papel cree que debe jugar en el futuro del textil?

Es fundamental. La formación continua es imprescindible, tanto para el personal técnico como para los directivos. AITEX lo ha entendido muy bien, ofreciendo masters, cursos, webinars, conferencias… Hace poco asistí a una charla sobre inteligencia artificial que me abrió muchas ideas que estamos empezando a implantar. Las empresas tenemos que seguir aprendiendo y seguir formándonos para avanzar y mejorar. 

¿Qué significa para usted estar vinculado a AITEX?

Para mí AITEX es como un amigo cercano. Cuando tienes un problema, levantas el teléfono y sabes que te van a escuchar, te van a ayudar. Eso hoy en día vale mucho. El entorno es cada vez más regulado y complejo, y AITEX está ahí para ayudarte a adaptarte, a innovar, a crecer.

Este año AITEX celebra su 40 aniversario. ¿Qué le diría a sus trabajadores y colaboradores?

Les diría gracias. Gracias por su trabajo, por su lucha, por su espíritu innovador. Y sobre todo, por su cercanía. AITEX no es una entidad lejana, sino que se acerca a las empresas, nos escucha, nos invita a participar. Siempre que recibo una invitación a un webinar o una charla, sé que será útil, enriquecedora y que saldré con nuevas ideas. Eso es muy valioso.

«AITEX ha sido un motor de innovación, cohesión y desarrollo para todo el sector textil»