
El Consejo Rector de AITEX
en primera persona
Consejo Rector AITEX
Juan Escrig
Consejero de honor de AITEX
«He contribuido a algo grande. Eso es una felicidad difícil de describir»

Pocas personas pueden hablar de AITEX con el conocimiento, la cercanía y la emoción con la que lo hace Juan Escrig. Actualmente consejero de honor ha sido un industrial vinculado al textil durante más de cinco décadas. Fue miembro del Consejo Rector desde finales de los años ochenta y desempeñó un papel clave en momentos fundacionales del Instituto Tecnológico Textil. En esta entrevista, repasa con detalle la historia de AITEX desde sus orígenes, con anécdotas, decisiones clave, y una mirada que combina la experiencia empresarial con el orgullo personal de haber contribuido al crecimiento de una entidad que considera única en el mundo. Su testimonio es también una lección de historia empresarial, con una carga humana y emocional que trasciende los datos y deja huella.
¿Recuerda cuando comenzó su vinculación con AITEX?
Yo creo que fue en el 87, pero no estoy seguro exactamente. Lo que si tengo claro es que en el año 1992 estaba en el Consejo, porque recuerdo que se cambió de presidente y yo ya estaba allí. Fui uno de los que apostó para que se nombrara presidente a Rafael Pascual. Se puede decir que llevo toda la vida vinculado a AITEX.

¿Cómo era AITEX en los primeros años?
Pues al principio era como cuando se empieza todo, muy pobre. La Comunidad Valenciana creó el IMPIVA, que fue el organismo que impulsó hasta catorce institutos para la investigación en toda la Comunidad: del textil, de la madera, del zapato, del metal… La idea era promover la industria de todas las comarcas e industrias. Aquí se empezó de cero y sin saber casi a dónde se iba. Se hacían encuestas a los fabricantes para saber qué necesitaban. Recuerdo que uno de los primeros equipamientos que se compraron fueron las máquinas para los ensayos de peeling.
Recuerdo también que el primer director murió a los dos o tres meses de empezar. Entró un segundo director con otras ideas, pero eran muy primerizas. Después de él ya se incorporó Javier Francés, que fue el tercer director, y ya le dio más impulso, más vocación química y más profesionalidad.
En los comienzos dependiéramos cien por cien de la financiación del IMPIVA. Y poco a poco, haciendo más proyectos y más ensayos fue creciendo hasta generar beneficios, pero muy pocos al principio.

¿Cuándo diría que cambia definitivamente el rumbo de AITEX?
Más o menos después de la presidencia de Rafael Pascual, que fue el segundo presidente —el primero fue Ricardo Cardona— En ese momento, se eligió al nuevo director, el que sigue siéndolo: Vicente Blanes, quién ha sido una persona clave y muy eficiente. Yo tuve el honor de ser de los encargados de elegirlo en su día y no nos equivocamos. Entró con la idea de hacer más fuerte AITEX y así ha sido. Da hasta miedo de lo fuerte que se está haciendo todo.

¿Qué destacaría de la gestión de Vicente Blanes?
Él supo dar a los clientes lo que necesitaban y esa es la clave de porque AITEX se ha hecho tan grande. Continúa siendo una referencia aquí en Europa y en algunos ensayos en todo el mundo. Por ejemplo, solo hay dos laboratorios en el mundo que pueden hacer una prueba de fuego a los trajes que llevan los operarios que trabajan en torres de alta tensión. Uno es AITEX y el otro está en Canadá.
Otro ejemplo son los ensayos para los chalecos antibalas. Los fabricantes necesitaban hacer pruebas para comprobar si la bala atravesaba el chaleco y entonces AITEX montó una galería de tiro con todos los parámetros necesarios. Los fabricantes de los trajes de los ejércitos de todo el mundo hacen pruebas ahí, los fabricantes de productos blindados también. En la nueva sede en vez de una, tenemos dos galerías de tiro.
«Hay más elefantes sueltos en la Sierra de Mariola que directivos competentes como Vicente Blanes.»

¿Se imaginaban que AITEX llegaría tan lejos?
No. Jamás. Y repito: tuve el honor de estar entre los que escogieron a Vicente y estoy muy orgulloso y contento por ello. El fan más fan que pueda tener Vicente Blanes soy yo.
Igual que antes estuve en la elección de Javier Francés, donde eramos tres: Ricardo Cardona, el director del IMPIVA y yo. Se presentaban más de cien personas, hicimos una criba y quedaban diez o doce. Yo propuse que escribiéramos el nombre en un papelito, para no influirnos y salió por unanimidad: Javier Francés.
«AITEX empezó sin saber casi a dónde se iba. Hoy es un referente mundial.»
¿Qué supuso para usted participar en esas decisiones?
Supone que alguien tenga confianza en ti. Cuando elegimos al primer director yo llevaba solo tres años, pero ya confiaron en mí. De tantos consejeros, que confiaran en mí fue un honor. Quizás por eso me hicieron consejero de honor muchos años después. Siempre he sido imparcial. Blanco, blanco, y negro, negro.
¿Y qué significa para usted ser consejero de honor?
Industrialmente, nada. Personalmente, mucho. Para mi supone un gran reconocimiento, solamente tres tenemos el honor de ostentar ese cargo. Me nombraron cuando era bastante más joven, y aquello me emocionó mucho. No es un título que se dé por estar, sino por lo que uno ha aportado durante los años. Creo que lo que más valoraron fue mi imparcialidad, que nunca tuve interés en sacar provecho, solo en hacer las cosas bien. Que mis compañeros me eligieran por eso es de las cosas que más valoro. Es un honor y un agradecimiento que tendré siempre.
«Ser consejero de honor no vale nada industrialmente, pero lo vale todo personalmente.»

Y el cambio de sede ¿Qué significó para usted dejar Emilio Sala después de tantos años?
Fue una mezcla de tristeza y lógica, me supo mal dejar la antigua sede pero era necesario. Era un edificio muy bonito, para mí, el más bonito de Alcoy y a lado de mi casa, desde la ventana aún lo miro muchos días. Pero se quedó pequeño, teníamos hasta 15 naves alquiladas repartidas por toda la ciudad y era necesario tenerlo todo junto, centralizado, bien estructurado. La nueva sede es también un símbolo del crecimiento de AITEX, de lo que hemos conseguido entre todos pero también un ejemplo de previsión a largo plazo. El edificio también se sometió a votación. Se presentaron arquitectos japoneses, alemanes y de muchos países. Elegimos entre muchas propuestas hasta que salió ésta. Yo tengo la fábrica al lado de la nueva sede, por lo que he visto todo el proceso: desde la primera palada hasta el edificio terminado, día a día.
¿Qué les diría a los jóvenes que se incorporan hoy al textil?
Les diría que estén muy atentos a cómo evoluciona el comercio internacional, y que peleen por unas condiciones justas para competir. Que vigilen cómo se aplican aranceles a los productos asiáticos, porque esa es una de las claves. Y si no se pueden aplicar, que al menos recen. Que le pongan velas a la Virgen de los Lirios, porque falta les hará.
¿Qué le gustaría decirle a AITEX en este 40 aniversario?
Felicidades, AITEX. A todo el mundo. A los que están y a los que han estado. Estoy muy contento por haber contribuido y eso es una felicidad difícil de describir. La proyección que ha llevado es brutal gracias principalmente a Vicente Blanes, siempre lo he defendido y siempre lo defenderé. Va a ser muy difícil encontrar a alguien como él. Por terminar con una metáfora siempre digo que: “Hay más elefantes sueltos en la Sierra de Mariola que gente que pueda sustituirle”.
El Consejo Rector de AITEX
en primera persona
Entrevista a los integrantes del Consejo Rector de AITEX. Agentes clave de la historia y éxito del centro y que han querido dedicar unas palabras de felicitación por el 40 aniversario de AITEX.
Más que una trayectoria
Sección que recoge los testimonios, hitos y experiencias que han marcado nuestra trayectoria. Vídeos que celebran el pasado, el presente y el futuro del centro de investigación e innovación.