José Giner forma parte del Consejo Rector de AITEX desde finales de 2021 como director adjunto y director de operaciones de Germaine de Capuccini, compañía líder en cosmética profesional. Su incorporación supuso un punto de inflexión al abrir el Consejo a nuevos sectores, como el cosmético. En esta entrevista, repasa los inicios de esta colaboración, los retos y oportunidades que representa para el instituto y el valor de la formación y la investigación como motores de competitividad. Desde su posición, ha sido testigo del crecimiento exponencial de la unidad de cosmética en AITEX y defiende con entusiasmo el papel que puede jugar Alcoy como polo de atracción para este sector. Giner destaca el liderazgo de Vicente Blanes, la profesionalidad de los equipos y la relevancia de contar con una infraestructura como la nueva sede para seguir construyendo el futuro. 

¿Cómo se inició su relación con AITEX y cómo se gestó la entrada de Germaine de Capuccini en el Consejo? 

Nuestra relación con AITEX empezó hace muchos años. Desde Germaine de Capuccini trabajábamos con análisis y colaboraciones conjuntas, sobre todo entre nuestros equipos de I+D y los investigadores de AITEX. Esa buena sinergia fue clave para plantear la creación de un pequeño grupo de trabajo en cosmética, que fue creciendo con nuevas empresas. 

Un día, Vicente Blanes me llamó para plantearme la entrada en el Consejo Rector como representante del sector cosmético. Vicente, como líder carismático que es, me dijo algo que se me quedó grabado: «Que quería poner el coche en la autopista” Fue una propuesta que aceptamos encantados. Por un lado, suponía un reconocimiento a nuestra trayectoria como empresa líder en el segmento profesional. Por otro, representaba un reto muy motivador: construir algo nuevo desde casi cero. Esta idea respaldaba todo el trabajo que llevábamos haciendo y nosotros encantados de estar ahí, para que te puedan oír y que puedas aportar. 

¿Qué supuso para Germaine de Capuccini entrar en un Consejo hasta entonces centrado en el textil? 

Fue todo un reto, pero también una gran oportunidad que a todos nos apetecía. AITEX ya había intentado antes abrirse a la cosmética, sin éxito. Esta vez, se hizo con una base sólida y con empresas implicadas desde el principio. La motivación del equipo de AITEX fue clave. Trabajar con ellos es muy gratificante: tienen ganas, ilusión, y eso se contagia. 

«AITEX es una herramienta para avanzar en proyectos con rigor técnico y ventaja competitiva»

En su opinión ¿Qué aporta AITEX a una empresa como Germaine de Capuccini? 

Tener un partner tan cercano como AITEX es una herramienta fundamental. Es un equipo al que puedes llamar y que siempre busca soluciones. Además, en un sector como el cosmético, donde cada vez hay más exigencias regulatorias y medioambientales, contar con su apoyo es una ventaja competitiva. Su capacidad técnica y su disponibilidad nos ayudan a avanzar en muchos proyectos. 

Han pasado pocos años desde la creación de la unidad de cosmética. ¿Qué impacto está teniendo en el sector?  

Se están sentando las bases para que AITEX sea un proyecto muy ilusionante y referente en nuestro sector. Recuerdo aquellas primeras reuniones donde hablábamos de comprar un reactor de 15 kg y nosotros recomendábamos que fuera de 50 kg. y entonces AITEX seguía nuestros consejos y compraba el superior. Cuando una empresa invierte como lo hace AITEX tiene las puertas abiertas de cualquier mercado y puede ofertar cualquier servicio. Esa ambición y esa inversión demuestran que el proyecto va en serio y que está consolidando las bases de un futuro prometedor. 

«Si logramos hacer con la cosmética la mitad de lo que se ha hecho con el textil, el futuro es prometedor»

¿Cómo ve el futuro del sector cosmético? 

La cosmética es un sector muy sano y en crecimiento. Es verdad que hay grandes lobbies que controlan parte del mercado, pero también hay espacio para muchos tipos de empresas. Desde la cosmética natural y vegana hasta la profesional o la de venta masiva, hay infinidad de segmentos. Además, es un producto de uso diario, exportable y con mucho peso económico. La Comunidad Valenciana es un referente en el mundo de la cosmética. Tenemos muchas empresas, un gran volumen de negocio y mucha proyección internacional. 

¿Cuáles cree que son las claves del éxito de AITEX? 

AITEX tiene una visión y misión clara, además de una dirección muy profesional. A Vicente lo conozco desde hace muchos años, pero en estos últimos lo he tratado más de cerca. Es un líder claro, con visión, que sabe transmitir confianza a su equipo. La gente está muy ilusionada con el proyecto. Y eso, unido a la apuesta por la I+D+i, marca la diferencia. Otro aspecto clave es la buena gestión de los recursos. Invierten bien, saben priorizar y eso se nota. El traslado a la nueva sede fue un ejemplo de buena planificación: no se dejó de dar servicio en ningún momento, algo que en una estructura tan compleja es muy difícil.  

El Consejo Rector tuvo precisamente un papel muy importante en el cambio de sede ¿Qué le pareció el proyecto? 

No se puede comparar con nada. Es como haber viajado a la Luna, nos hemos ido a la luna con ese edificio. Es un edificio fantástico, emblemático, con instalaciones excelentes. Cada vez que voy descubro algo nuevo. Y no solo es un orgullo para AITEX: también lo es para Alcoy. Su impacto económico y en empleo es muy importante. La nueva sede ha supuesto un salto no solo en infraestructuras, sino en proyección internacional, capacidad de investigación y posicionamiento del centro tecnológico. Es una sede que simboliza todo el camino recorrido y el futuro que aún queda por construir. 

¿Cómo ve el impacto de AITEX en Alcoy como ciudad? 

AITEX tiene un papel clave como motor de desarrollo. No solo por el empleo directo, sino porque atrae empresas, genera colaboraciones y posiciona a Alcoy en sectores estratégicos. Nosotros, desde Germaine de Capuccini, también estamos implicados en el Consejo de la UPV, un foro donde las empresas intentamos acercar universidad con empresas. Nosotros estamos trabajando por conseguir un grado en cosmética en Alcoy. Tener a AITEX, la UPV y muchas empresas en el entorno puede convertir a Alcoy en un polo de atracción de referencia. 

Uno de los grandes retos es la formación. ¿Cómo valora que AITEX también apueste por la formación en cosmética? 

La formación continua es fundamental. Hay mucha formación en cosmética, pero AITEX puede aportar un valor diferencial: tiene laboratorios, experiencia y una metodología práctica muy única. Todo lo aprendido en textil se puede trasladar ahora a la cosmética. Lo hemos visto con el éxito de congresos como el de este año. En tres años hemos pasado de una sala pequeña a eventos de gran formato con más de doscientas personas. Eso demuestra que hay demanda y que se está haciendo bien. 

¿Con qué momento se quedaría durante estos años? 

Tengo muchos recuerdos. Desde antes de estar en el Consejo ya colaborábamos. Recuerdo un proyecto de electrohilatura, donde integramos principios activos en hilos. Acabamos trasladando una máquina a una sala blanca de nuestra empresa para intentar llevar a cabo el proyecto. He trabajado con muchas personas del equipo y siempre ha sido positivo. 

«La Comunidad Valenciana tiene potencial para convertirse en un hub cosmético de referencia»

¿Y a nivel personal, qué ha supuesto estar vinculado a AITEX? 

Una gran satisfacción. Mi trayectoria en Germaine de Capuccini es muy especial: empecé como auxiliar en una sustitución y he pasado por todos los departamentos y por todos los procesos, con lo cual conozco muy bien la empresa y me lo paso muy bien ante los nuevos retos. Estar ahora en el Consejo de AITEX es un reconocimiento y una oportunidad de aportar desde otra perspectiva. 

Para cerrar, ¿qué mensaje le gustaría trasladar a AITEX por su 40 aniversario?

Felicidades a todo el equipo. Mil gracias por marcar un camino y mantenerlo durante 40 años, a pesar de todas las dificultades del sector. Reinventarse constantemente no es fácil, y AITEX lo ha conseguido. Si logramos hacer con la cosmética la mitad de lo que se ha hecho con el textil, el futuro es prometedor.