¿Cómo recuerdas tus primeros días en AITEX?

Mi primer contacto con AITEX fue durante unas prácticas en el Departamento de Administración, bajo la supervisión de José Antonio Santonja, a quien siempre recordaré con mucho aprecio. La entrevista previa fue en la sala de visitas que estaba a la izquierda del “pasillo de mármol” en la antigua sede: techos altos, suelos de mosaico, muebles de madera maciza… Todo tenía un aire solemne que imponía. Empecé con mucha ilusión y también nervios, pero desde el primer momento sentí que era el comienzo de algo importante para mi vida profesional.

Mi trabajo pasó por diferentes etapas, desde la parte administrativa hasta la realización de ensayos para analizar y cuantificar las propiedades de fibras, hilos, tejidos, no tejidos y géneros de punto. Cada día podía aplicar mis conocimientos utilizando equipos de laboratorio de última generación, rápidos, precisos y perfectamente calibrados. Fue una experiencia fascinante que superó todas mis expectativas.

¿Puedes detallar cómo ha sido tu trayectoria profesional en AITEX?

Mi camino en AITEX ha sido un aprendizaje constante. Comencé en el Departamento de Administración y Secretaría, aplicando lo aprendido en mis estudios de Secretariado de Dirección. Posteriormente pasé a Atención al Cliente, lo que implicó salir a visitar empresas, algo nuevo para mí pero muy enriquecedor. Antes de ello, hice una formación interna por los laboratorios físico, químico y de reacción al fuego.
Más adelante, me incorporé al Laboratorio Físico, en tareas técnico-comerciales, lo que despertó en mí una gran curiosidad por el textil. Esa inquietud me llevó a estudiar la Ingeniería Textil y un Máster en Textiles Técnicos.
Con el tiempo surgió la necesidad de crear un laboratorio específico para el sector de Automoción, un proyecto que desarrollé junto con Begoña Borrell, con quien he compartido buena parte de mi carrera. Actualmente lidero ese departamento con muchas ganas e ilusión por seguir mejorando.

¿Cómo te ha ayudado AITEX a crecer tanto personal como profesionalmente?

AITEX ha sido mi primera y única experiencia laboral, y eso lo dice todo. Ha representado la base de toda mi evolución profesional, brindándome oportunidades para formarme, asumir retos y crecer junto a personas extraordinarias. A nivel personal, me ha dado estabilidad y me ha permitido formar una familia. Considero que AITEX me ha acompañado en todas las etapas de mi vida, y eso es algo que valoro profundamente.

¿Qué hito destacas de AITEX en estos años?

Uno de los momentos más relevantes que viví fue la llegada de Vicente Blanes como director en el año 2000. Su liderazgo supuso un antes y un después: apostó decididamente por acercar AITEX a las empresas y dar protagonismo a las personas que queríamos ir más allá. Su visión impulsó al instituto hacia una etapa de crecimiento sostenido, apostando por la innovación, la excelencia y la profesionalización.

¿Con qué momento te quedas a nivel personal?

Me quedo con muchos momentos, pero si tengo que elegir uno, sería el día en que se nos dio la oportunidad de crear el departamento de Automoción. Fue una recompensa a mucho esfuerzo, pero también el punto de partida de una etapa apasionante. Saber que ese departamento sigue creciendo y afrontando nuevos retos me llena de orgullo y me motiva día a día

¿Imaginabas que AITEX alcanzaría el liderazgo actual cuando entraste?

Sinceramente, no. Cuando llegué, seríamos unas 50 personas y ya me parecía una gran empresa. Ver que hoy somos más de 400 y que AITEX tiene reconocimiento nacional e internacional, es algo que me impresiona. Hemos crecido de manera impresionante, y eso solo ha sido posible gracias al esfuerzo colectivo, a la innovación constante y al compromiso de toda la plantilla.

La nueva sede fue un hito importante para AITEX. ¿Cómo viviste el cambio desde Emilio Sala?

Dejé el edificio de Emilio Sala con mucha nostalgia. Allí pasé muchos años, viví grandes momentos y me sentía como en casa. Nuestro departamento fue de los últimos en trasladarse, así que fui testigo de cómo iban desmontando equipos y cómo se vaciaban los espacios. Fue un proceso muy emotivo.
Pero también es cierto que el nuevo edificio nos ha devuelto la ilusión. Simboliza el crecimiento, la innovación y la proyección de AITEX hacia el futuro. Es un lugar más moderno, eficiente y funcional, a la altura de lo que somos hoy.

Has visto crecer la plantilla de unas pocas personas a más de 400. ¿Cómo describirías ese crecimiento?

Este crecimiento refleja el compromiso, la innovación y el esfuerzo colectivo. Pasar de un pequeño equipo a una familia profesional de más de 400 personas es el mejor indicador del impacto que AITEX ha tenido en la industria. Hemos logrado posicionarnos como un referente del sector a nivel nacional e internacional, y eso solo es posible con talento, dedicación y visión de futuro.

¿Qué mensaje le dedicarías a AITEX y a tus compañeros por el 40 aniversario?

Solo puedo decir gracias. Gracias a AITEX por confiar en mí y por ofrecerme una carrera profesional llena de oportunidades. Gracias a mis compañeros por el trabajo compartido, por el apoyo diario y por haber hecho que este camino haya sido tan gratificante. Felicidades a todos por estos 40 años de innovación, esfuerzo y logros. Y ojalá sigamos compartiendo muchos más.